La hoja que deja huella
Cuando estuvimos grabando el episodio #2 de la temporada 1, de la serie web #Creadores, en Misiones, nos llamó la atención un árbol con unas hermosas flores blancas, parecidas a la orquídea. Allí nos dijeron que se llamaba “pezuña de vaca”, dado que sus hojas tienen la forma que deja la huella de este animal, algunos también la llaman de buey. Nos vinimos con esa idea, y el conocimiento de una nueva planta, con flores tan bellas. Nunca antes habíamos oído, hablar de ella, y nada hacía suponer que unos meses más tarde nos íbamos a encontrar con ese nombre, esas hojas, en un lugar mucho más lejos que donde suele encontrársela.
La pezuña de vaca suele crecer en la ribera de los ríos Paraná y Uruguay. Es un árbol que puede llegar a una altura entre 7 a 10 metros. La pezuña de vaca es originaria del noreste de Argentina y de Uruguay, sur de Brasil y este de Paraguay. Nos sorprendió cuando vimos las hojas de pata de buey, muy prolijamente guardadas en sobrecitos de celofán, en el estudio de Pablo Delfini.
Parece ser que este decorativo árbol también crece en Buenos Aires, y sus ramas y flores, pueblan la calle Finochietto, en Barracas. Justamente, es aquí de donde Delfini recolecta estas hojas, a pocos metros de su estudio, y las utiliza en sus grabados, o para hacer frotage. Esta hoja cumple con algunos requisitos muy importante para estos usos. “No todas las hojas o fibras sirven para el frotage, son especiales aquellas que tienen el relieve bien marcado, la pezuña de buey tiene muy marcadas las nervaduras”, nos explica Pablo. Pero, además, hay otro elemento que hace que esta hoja sea valiosa para él, y tiene que ver con el tema del doble. “Yo trabajo en mi obra este tema, figuras que tienen dos caras perfiles, dos caras que miran para un lado y para el otro, y está hoja es perfecta se adapta en este sentido”.
Lo increíble es que, justamente, la pata de vaca o de buey, pertenece al género Bahuina, cuyo nombre está dedicado a los hermanos gemelos suizos Juan y Gaspar Bahuin, destacados botánicos, que simbolizan las dos partes unidas de las hojas, por su unión en el trabajo científico. Por supuesto, no se puede dejar de pensar que el número dos tiene mucho que ver con estas hojas.